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Arturo Borja J.P

Arturo Borja Pérez, (Quito1892 – ibídem1912) fue un poeta ecuatoriano, ​ perteneciente al movimiento llamado la Generación decapitada y el primero del grupo en despuntar como modernista. Es muy escasa su obra artística que fue publicada póstumamente: solamente veinte composiciones forma el libro titulado «La flauta de ónix y seis poemas más». Se suicidó con 20 años.

Descendiente de Luna, III duque de Gandía y Juana de Aragón y Guerrea; el primero, nieto del Papa Alejandro VI (Rodrigo de Borja); La segunda nieta del rey Fernando II de Aragón, descendiente de los reyes de Navarra y la corona de Aragón.2

Nació en Quito en 1892. Su progenitor, el doctor Luis Felipe Borja Pérez (padre), le condujo consigo a París para tratar una enfermedad en su ojo cuando Arturo apenas entraba en la adolescencia.

Contrajo matrimonio, el 15 de octubre de 1912, con Carmen Rosa Sánchez Destruje, a quien dedicará los poemas “Por el camino de las quimeras” y “En el blanco cementerio”.

En agosto del año 1920 tres jóvenes artistas, que habían sido amigos suyos, los pintores Nicolás Delgado, Antonio Bellolio Pilart y Carlos Andrade Moscoso, emprendieron la tarea de editar su faena producción -28 poemas solamente- bajo el título de «La Flauta de Ónix», en la imprenta de la Universidad Central del Ecuador, en 60 páginas ilustradas con dibujos de ellos mismos.3

Su poema Para mí tu recuerdo fue musicalizado, como pasillo, por el compositor Miguel Ángel Casares Viteri. Siendo interpretado por notorios vocalistas como Carlota Jaramillo4​y Bolívar “El Pollo” Ortiz.

Sin embargo, ese viaje a París se convirtió en una gran oportunidad para el joven poeta. Arturo tenía mucha facilidad para los idiomas y se inscribió en un curso literario en la capital francesa.

Vas lacrimae
La pena… La melancolía…
La tarde siniestra y sombría…
La lluvia implacable y sin fin…
La pena… La melancolía…
La vida tan gris y tan ruin.
¡La vida, la vida, la vida!
La negra miseria escondida
royéndonos sin compasión
y la pobre juventud perdida
que ha perdido hasta su corazón.
¿Por qué tengo, Señor, esta pena
siendo tan joven como soy?
Ya cumplí lo que tu ley ordena:
hasta lo que no tengo, lo doy…
 
 

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