Joaquín Gallegos Lara J.P
Nació en Guayaquil en medio de una familia pobre. Fue militante del Partido Comunista del Ecuador (PCE) hasta su muerte.23
Se dio a conocer en 1930 con el volumen de cuentos Los que se van, junto a Demetrio Aguilera Malta y Enrique Gil Gilbert.
Formó parte del «Grupo de Guayaquil» que, además de ser integrado por Demetrio Aguilera Malta, Enrique Gil Gilbert y él, incluyó a Alfredo Pareja Diezcanseco y a José de la Cuadra, dentro del realismo social ecuatoriano, que es hasta hoy el movimiento literario más importante que ha tenido el Ecuador. El grupo solía reunirse en la casa de Gallegos Lara, ubicada en la planta alta del número 308 de la calle Manabí.
Junto con sus compañeros del «Grupo de Guayaquil», Gallegos Lara transformó la narrativa ecuatoriana y proyectó la literatura del Ecuador al mundo por medio de etapas tremendas de violencia verbal y física; además fue característica la reproducción fonética del habla montubia. Los cuentos de Gallegos Lara combinan trágicamente una violencia inocente y premoderna con la fatalidad de una especie humana que se busca a tientas. De entre sus cuentos cabe destacar: El guaraguao y Era la mamá.
Contrajo matrimonio, en 1934, con la escritora Nela Martínez Espinosa, habiéndose divorciado poco tiempo después.
El Guaraguo
Era una especie de hombre. Huraño, sólo. No sólo: con una escopeta de cargar por la boca y un guaraguao.
Un guaraguao de roja cresta, pico férreo, cuello aguarico, grandes uñas y plumaje negro. Del porte de un pavo chico.
Un guaraguao es, naturalmente, un capitán de gallinazos. Es el que huele de más lejos la podredumbre de las bestias muertas para dirigir el enjambre.
Pero este guaraguao iba volando alrededor o posado en el cañón de la escopeta de nuestra especie de hombre.
Cazaban garzas. El hombre las tiraba y el guaraguao volaba y desde media poza las traía en las garras como un gerifalte.
Iban solamente a comprar pólvora y municiones a los pueblos.
Ya vender las plumas conseguidas. Allá le decían «chancho-rengo».
-Ej er diablo er muy picaro pero siace el Chancho-rengo…
Cuando reunía siquiera dos libras de plumas se las iba a vender a los chinos dueños de pulperías.
Ellos le daban quince o veinte sucres por lo que valía lo menos cien.
Chancho-rengo lo sabía. Pero le daba pereza disputar. Además no necesitaba mucho para su vida. Vestía andrajos. Vagaba en el monte..
Era un negro de finas facciones y labios sonrientes que hablaban poco.
Suponíase que había venido de Esmeraldas. Al preguntarle sobre el guaraguao decía:
-Lo recogí de puro fregao…Luei criao dende chiquito, er nombre ej Arfonso.
-¿Por qué Arfonso?
-Porque así me nació ponesle.
Una vez trajo al pueblo cuatro libras de plumas en vez de dos.