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Pablo Palacio

Biografía

Pablo Arturo Palacio Suárez fue escritor y abogado ecuatoriano. Fue uno de los fundadores de la vanguardia en el Ecuador e Hispanoamérica, un adelantado en lo que respecta a estructuras y contenidos narrativos, con una obra muy diferente a la de los escritores del costumbrismo de su época.

Pablo Palacio es uno de los autores más talentosos de nuestro país, su obra aunque fue escasa, es una clara referencia del talento que se perdió de este gran autor, ya que nunca llego a ser difundida como se merecía. Es muy importante que conozcamos un poco más acerca del más representativo escritor de la historia de nuestra literatura ecuatoriana. Pablo Palacio nace en Loja el 25 de enero de 1906. Hijo de Angelina Palacio y Agustín Costa, el padre, no lo reconoció. Éste, años más tarde cuando Pablo Palacio ya era famoso, intentó darle el apellido, el literato se negó. Este gran autor pertenecía a una rama empobrecida de los Palacio. Familia criolla y de abolengo aristocrático. Se casó en 1937, después de un largo enamoramiento, con la destacada artista Carmita Palacios. En 1939 Palacio empieza a manifestar síntomas de una terrible enfermedad, perdía la memoria constantemente y el hilo de las conversaciones. Al final, esta sería la enfermedad por la cual murió tiempo después en una clínica psiquiátrica de Guayaquil. Siete años duró su agonía, y fallece el 7 de enero de 1947.

Entre sus obras más representativa tenemos:

 Novelas:

-Un nuevo caso de mariage en trois —se dio a conocer como parte de la novela Ojeras de virgen cuyos originales se extraviaron— (Quito, 1925).

-Débora (Quito, 1927).

-Vida del ahorcado —novela subjetiva— (Quito, 1932).

 Cuentos:

 

-El huerfanito (Loja, 1921).

-El antropófago (Quito, 1926).

-Luz lateral (Quito, 1926).

-Brujerías (Quito, 1926).

-Un hombre muerto a puntapiés (Quito, 1927).

-Las mujeres miran las estrellas (Quito, 1927).

-La doble y única mujer (Quito, 1927).

-El Cuento (Quito, 1927).

-Señora (Quito, 1927).

-Relato de la muy sensible desgracia acaecida en la persona del joven Z (Quito, 1927); Una mujer y luego pollo frito (Quito, 1929).

-Cuentos hispanoamericanos, Ecuador (1992).

Su libro pertenece al género de prosa narrativa, son cuentos de realismo urbano o abierto, el nivel de escritura es en general culto y está dividido en diez cuentos. Este libro tiene básicamente como fondo el tratamiento de temas típicamente presentes en la realidad de la vida diaria de las ciudades ecuatorianas, que son comunicados en su máxima expresión, y entregan elementos de juicio para el lector inconforme e identificado con el texto, obviamente el mensaje no es directo y exige una lectura atenta y un análisis objetivo y subjetivo.

Pablo Palacio fue uno de los fundadores de la vanguardia en el Ecuador y América Latina, por tanto era un adelantado en lo que respecta a estructuras y contenidos narrativos por ser su obra casi no correspondida a los escritores del costumbrismo de su época.

En su narrativa desfilan seres anormales, casi locos, investigadores que elaboran hipótesis absurdas, casos clínicos, personajes dotados para el ridículo, todo ello manejado desde la ironía de un humorismo deshumanizado. Pablo Palacio es la imagen representativa de la Vanguardia, está claro que él se adelantó a su época; de acuerdo a su obra narrativa se ha calificado a Palacio  de anti romántico, porque presentaba seres anodinos y de vulgares pasiones, sus  libros lo convirtieron en el escritor joven más discutido y admirado entre la intelectualidad quiteña. Fue el innovador de los cuentos cortos, los cuentos que producían asco y desgracia a través de sus patéticos personajes; que tan simples como cualquiera de nosotros aparecían como únicos en sus desdichas y andanzas.

Sus cuentos de desgracias y melancolías, de conflictos y desdichas recreadas por sus personajes nos muestran un mundo trágico y con falta de valores, son narraciones en las que se alterna la primera y tercera persona. En estos cuentos el narrador se presenta como un amigo de los protagonistas, aún así los tonos burlescos dentro de la historia no están totalmente ausentes. El narrador adquiere una perspectiva crítica ante la realidad que lo rodea, hablamos de la década de los veinte. Palacio pretende retomar la realidad, alcanzando temas que estaban guardados y olvidados. La narración es literal a la realidad, pero también evoca el asco de las personas por su propio escenario. Su literatura trasciende al realismo abierto y critica a la sociedad quiteña en la que Palacio vivió. Propone una revolución literaria mediante la crítica, él mismo fue un revolucionario, inconforme con el ambiente en el que se desenvolvía.

A Palacio se lo critica por su forma fuera de lo común al escribir, y no es aceptado por los demás escritores de su tiempo por no escribir sobre el negro, el indio, el cholo, etc. Sus obras eran consideradas irritantes, hirientes, alucinantes, desafiantes, coléricas, absurdas, existenciales y difíciles de analizar, porque no seguían los cánones literarios de su época. Pero a pesar de las críticas se encuentra en Palacio a un hombre brillante, que fue afectado por las cosas que en su vida pasaron, y esto también debió de haber influido mucho en sus obras; dentro de la literatura ecuatoriana, es el caso insólito de una literatura fragmentada, esquizofrénica, con brillantes logros de forma y estilo.

Un hombre muerto a puntapiés

Este relato cuenta la historia de un hombre que al leer un titular del diario de la tarde que exponía la noticia de «un hombre muerto a puntapiés», se maravilla y se jacta de un hecho tan ridículo, pero al mismo tiempo se obsesiona con la noticia y no descansa hasta averiguar o en su caso inducir quien fue el culpable, quien era el individuo asesinado y cuáles eran los verdaderos motivos.

El protagonista de nuestra historia analiza a fondo la noticia, que en pocas palabras describía el hecho de la muerte del individuo Ramírez, al contar con pocos recursos y muy poco conocimiento del hecho. Decide que quiere inducir que fue lo que sucedió.

Acude a la estación policial, para conversar más acerca del caso con el comisario que encontró al difunto y que era mencionado en el artículo del diario, pero de éste obtuvo muy poca información, apenas unas fotos del afectado.

Dichas fotos fueron suficiente para que el personaje principal de esta historia, pudiera inducir lo que pasó. Observando sus características físicas, le dio un nombre, unas características a su personalidad y una historia a su pasado y presente y el por qué se encontraba en dicha ciudad y en el lugar del crimen en ese preciso momento.

Terminó por inducir que el fallecido Ramírez era una persona que, torturada psicológicamente por sus deseos más profundos, por su orientación sexual, opto por acosar a hombres, en ocasiones menores en el lugar de su muerte, hablarles, perseguirlos, con la esperanza de que alguno le contestara.

Esto causó una respuesta negativa, por parte del padre de uno de los menores y este lo hirió gravemente por medio de puntapiés, lo que posteriormente causó su muerte.

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